Erasmus, la llave europea de los Conservatorios españoles
Antes de que el Espacio Europeo de Educación Superior fuera una realidad en los conservatorios españoles, el Proyecto Erasmus se había convertido ya en la vía natural para compartir experiencias educativas con el resto de Europa. La aventura comenzó hace 15 años, una década después que en las universidades, con Madrid y Murcia como pioneros. Erasmus es hoy una realidad en la totalidad de centros superiores de música, así como en la gran mayoría de los de enseñanzas artísticas. En el presente curso está previsto que 239 alumnos y 225 profesores españoles se desplacen a diferentes destinos europeos y que recibamos una cantidad similar de extranjeros.
El número de convenios bilaterales firmados por nuestros centros con instituciones europeas ronda los 50 en algunos casos y en la nómina encontramos a las más importantes, como la Universität der Künste de Berlín, la Sibelius Academy de Helsinki, la Guildhall School de Londres, el Conservatoire Supérieur de París o la Fryedryk Chopin University of Musica de Varsovia.
Si bien todos los conservatorios superiores españoles cuentan hoy con la Carta Universitaria Erasmus, su participación en el programa es muy desigual. Según los datos oficiales de la OAPEE (Organismo Autónomo de Programas Educativos Europeos) Granada y Vigo son los conservatorios con mayor asignación de fondos para 2013, con un total de 67.402 € el primero y 58.920 € el segundo. Bastante lejos se encuentra, por ejemplo, el conservatorio madrileño, con apenas 9.135 € y en la cola se sitúa Badajoz, que este año no recibirá un solo euro. En cuanto al número de estudiantes movilizados destaca nuevamente Granada, que en este curso enviará a Europa 33 alumnos, y Valencia con 25. En cuanto a la movilidad de profesores, Vigo se lleva la palma, ya que enviará 41 profesores, seguido de La Coruña con 18 y la Escuela Superior de Canto de Madrid con 13. Llama la atención que el Real Conservatorio Superior de Madrid sólo movilice en Europa a 5 de sus profesores.
La estancia de los alumnos va desde los 5 meses hasta el curso completo y es llevada a cabo con todas las garantías, puesto que previamente se acuerdan las asignaturas a estudiar y, tras la vuelta, el conservatorio de origen reconocerá los contenidos y los créditos ECTS obtenidos. Por su parte, la movilidad de profesores, que está limitada a una semana, supone además una oportunidad para estrechar relaciones académicas y artísticas con profesionales de otros países. Pero las posibilidades del programa no están siendo aprovechadas al máximo por nuestros centros. La mayoría de los estudiantes se desplazan para recibir formación y aunque también existe la opción de movilidad para prácticas profesionales, ésta solo va a ser aprovechada el próximo curso por 11 alumnos (un 4,6 %). Por otra parte, la participación en Programas Intensivos (programas de estudios de corta duración en los que se implican estudiantes y profesores de diferentes países) ha sido sólo testimonial a lo largo de estos tres lustros.
En comparación con la mayoría de conservatorios europeos, que disponen de la infraestructura necesaria, la gestión del programa Erasmus en los centros españoles cuenta con unos medios muy precarios. Toda la responsabilidad de la compleja y laboriosa organización suele recaer sobre un único profesor, con frecuencia alguno de los miembros de la Junta directiva. Pero a pesar de las dificultades, el balance hasta hoy es sin ninguna duda positivo. Además de la experiencia educativa, nuestros alumnos tienen la oportunidad de aprender un idioma extranjero y desarrollar su capacidad de adaptación, lo que contribuye a mejorar su perfil laboral. Y también a nivel institucional está suponiendo un incremento de la calidad y competitividad de nuestros centros, contribuyendo a que tengan una mayor visibilidad y proyección.
A diferencia de lo que sucedía hace solo dos décadas, ya no son únicamente los estudiantes españoles quienes salen a estudiar a otros países, sino que ahora también recibimos en nuestras aulas a muchos alumnos procedentes de países con mayor tradición musical que la nuestra. Los intercambios de estudiantes y profesores en ambas direcciones se han convertido en algo absolutamente normal en nuestros centros, lo que lejos de llevarnos a la autocomplacencia nos exige elevar nuestro listón de exigencia.
Antonio Narejos Representante de los Conservatorios Superiores Españoles en la Asociación Europea de Conservatorios (AEC) www.aec-music.eu
Artículo publicado en la Revista de Música Clásica «Melómano«, número 188, julio-agosto 2013, Año XVIII, pág. 57.